En la actualidad el término alternativas a la hospitalización convencional puede haber quedado obsoleto dado que se trata de un término que contrapone un tipo de hospitalización a otras formas, cada una de ellas con entidad propia, que en el pasado nos ayudaba a entender que la hospitalización tal como la entendíamos debía de tener alguna alternativa porque de lo contrario la estructura hospitalaria no era sostenible y podía acabar siendo utilizada de forma inadecuada.
Aunque el problema de la inadecuada utilización del recurso cama hospitalaria sigue vigente, está claro que las diferentes formas de hospitalización están plenamente aceptadas y las diferencias entre sí son tales que la agrupación bajo el mismo epígrafe de "alternativas a la hospitalización convencional" parece forzado.
El recurso cama hospitalario debería ser utilizado exclusivamente para la atención de pacientes que precisan una supervisión constante las 24 horas del día y cuya atención no puede ser prestada con la garantía de idénticos resultados en régimen ambulatorio o en otros dispositivos de menor complejidad y coste. En la práctica eso no siempre sucede de modo que es común que pacientes que podrían ser atendidos en régimen de hospitalización a domicilio, o bien en unidades de corta estancia, o en centros socio-sanitarios, permanezcan ingresados en centros hospitalarios que, por otro lado, tiene problemas de gestión de camas.
Aunque el uso y la implementación de las alternativas a la hospitalización no son la panacea, sí son un recurso que puede y debe tenerse en consideración para optimizar la gestión de camas y de este
modo obtener toda una serie de beneficios para los pacientes y su entorno y para los profesionales.